Orgullo: los orígenes

Democrítikos
5 min readJun 22, 2022

David Soler

El 28 de junio de 1969, en Nueva York, seis policías hicieron una redada en el bar Stonewall Inn, de ambiente gay y regentado por la mafia, durante una calurosa noche de verano. Nadie sospechaba que la chispa que sus acciones encenderían iba a transformar la vida de generaciones futuras.

La policía había hecho una redada en un bar del barrio neoyorquino de Greenwich Village. Era la segunda vez aquella semana, pero ahora se trataba de un viernes por la noche a la 1AM, cuando estaba lleno de gente. Tal y como documenta David Carter en Stonewall: the Riots that sparked the Gay Revolution (2004), en cuanto la policía accedió al local las luces se encendieron, la música paró y las parejas se separaron bruscamente. Alrededor de 200 clientes -lesbianas, hombres gays, transexuales, adolescentes fugados y drag queens- fueron expulsados a la calle. Pero esta vez algo cambió. Después de que uno de los policías empujase a una persona transexual, esta le devolvió el golpe con un bolso y el policía le pegó en la cabeza. Se desató un disturbio entre gritos de hartazgo. Una multitud de vecinos se volvió contra los agentes, lanzando monedas, adoquines y basura, y estos se refugiaron dentro del local por seguridad. Los homosexuales estaban acostumbrados a huir de la policía, pero esta vez eran ellos los que estaban a la ofensiva y los policías en retirada. Las tornas cambiaban.

El movimiento por los derechos de los homosexuales no comenzó aquella noche, pero se revitalizó con lo que sucedió en las horas y días después de Stonewall. Y todos los pasos dados desde entonces, como el matrimonio igualitario y una sociedad más receptiva, le deben algo a los jóvenes que se enfrentaron a la policía, y a los activistas que se organizaron después. Stonewall ha sido comparado con la acción antirracista de Rosa Parks . La negativa de Parks a ceder su asiento en un autobús de la Alabama segregacionista a un hombre blanco tuvo el efecto de dar vida al movimiento por los derechos civiles 14 años antes. Del mismo modo, Stonewall impulsó la lucha por la igualdad vital y ciudadana de la comunidad gay en Norteamérica y más allá.

En los Estados Unidos de 1960 gays y lesbianas eran prácticamente forajidos, vivían en secreto y con miedo. Eran etiquetados de enfermos por los psiquiatras, de inmorales por los líderes religiosos, de incontratables por el gobierno y el ejército, de depredadores sexuales por los noticieros, y de criminales por la policía. En el momento de la sublevación de Stonewall, las relaciones sexuales consentidas entre hombres o entre mujeres adultos eran ilegales en todos los estados de EEUU, excepto en Illinois. No podían trabajar para el gobierno federal o el ejército, y si revelaban su orientación sexual se les negaba la licencia para ejercer muchas profesiones, como el derecho o la medicina.

Las leyes en el estado de Nueva York fueron particularmente punitivas pese -o quizás, en respuesta - a que un número creciente de hombres y mujeres homosexuales de todo el país se estaba mudando a la ciudad de Nueva York. Miles de personas eran arrestadas cada año en esa ciudad por “crímenes contra la naturaleza”, “prostitución” o “comportamiento lascivo”. Algunos acababan con sus nombres publicados en los periódicos, lo que les significaba perder el trabajo. Había mucha ira porque la comunidad gay no tenía poder político para evitar esta situación, en medio de una época de crecientes luchas por los derechos civiles. Los jóvenes gays no se atrevían a escribir cartas a sus concejales para que promulgaran leyes o firmaran peticiones, por miedo a ser descubiertos por sus entornos familiares y laborales.

No había refugio para ellos en bares ni discotecas. Las leyes locales de bebidas alcohólicas en la ciudad de Nueva York se interpretaron de una manera tal que servir alcohol a gays y lesbianas podía acarrear el cierre de cualquier local con licencia, ya que lo convertía en un lugar “de desorden público”. Bailar con alguien del mismo sexo podía interpretarse como una ofensa “lasciva”. A inicios de los años 60 comenzó una represión en los bares gay de la ciudad. La mafia, presta a sacar beneficios, empezó a gestionar muchos de ellos, pero a pesar de esto, los clientes de Stonewall Inn lo consideraban un santuario , un lugar para expresarse y mostrar afecto. Excepcionalmente, tenía una pista de baile donde las parejas podían bailar.

A medida que las redadas se hicieron más frecuentes durante el verano de 1969, con una elección de alcalde próxima, el Stonewall Inn se convirtió en un objetivo obvio. Era regentado por “criminales” y vendía alcohol sin licencia. También había rumores de que la mafia estaba chantajeando a sus clientes ricos. Pero la policía no tenía ni idea de en qué se estaba metiendo: la sensación de injusticia podía palparse, no solo por las redadas recientes, sino también por varios ataques llevados a cabo por justicieros. La respuesta de los ciudadanos les sorprendió y sobrepasó.

Una de las pocas fotografías existentes de los disturbios del 28 de junio de 1969 en Stonewall.

Aquella noche, la más calurosa del verano, todo lo que necesitaba ese polvorín era una chispa. Las ondas sísmicas de Stonewall se propagaron a otras ciudades de EEUU y del mundo. La liberal ciudad de San Francisco se convirtió en un bastión para los ciudadanos LGTBI y se dedicaron años más tarde canciones célebres al tema de las libertades como “Go West” de Pet Shop Boys. El impacto cultural y social, y el reclamo de dignidad e igualdad, fueron imparables desde entonces en las democracias liberales occidentales. A medida que las reclamaciones crecían, con actos de protesta, insumisión fiscal o boicot a servicios y empresas, el estado fue obligado a ir ampliando el círculo de los iguales, y las libertades civiles y políticas.

Sin embargo en el seno de las luchas por los derechos civiles existieron colisiones internas y duras discrepancias entre líderes de distintos sectores sociales, que analizaremos próximamente, y que demuestran que la exclusión llega a todos los ámbitos, incluso a aquellos que aparentemente deberían hallarse unidos frente a la opresión.

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Espacio de análisis político, histórico y cultural. Soy David, un periodista interesado en informar, formar y entretener. Pensamiento crítico y ecuánime.